Las repercusiones de la huelga de los instaladores de Telefónica, que UGT y CCOO desconvocaron el pasado 5 de mayo y que algunos sindicatos minoritarios mantienen especialmente en puntos del País Vasco y Barcelona, siguen dando importantes quebraderos de cabeza a sus principales competidores, Vodafone y Orange, que le reclaman «una solución urgente» ya que «las averías del cable de cobre sólo las pueden solucionar ellos».
El servicio mayorista de estas compañías depende de Telefónica, por su condición de operador incumbente, y está regulado por acuerdos. Sin embargo, tanto Vodafone como Orange denuncian que «las incidencias y el parón en la provisión de altas se cuentan aún por decenas de miles», que «la huelga sigue en varias provincias» y que la compañía que preside César Alierta no les ha facilitado «ningún tipo de información sobre planes de contingencia para las incidencias de nuestros clientes», lo que constituye «una discriminación» ya que, «frente a lo que ha anunciado que va a hacer con sus propios clientes, Telefónica no nos ofrece nada».
En concreto, desde Vodafone denuncian que tienen «casi 10.000 clientes pendientes de la provisión del ADSL con un retraso superior a seis días». Asimismo tienen «4.600 averías pendientes de resolución y 1.700 clientes con averías más de 10 días sin resolver»; y «más de 200 clientes de grandes empresas afectados». Además, desde la operadora calculan que «las incidencias en circuitos desde el inicio de la huelga afectaron a más de 166 centrales, con un impacto en más de 57.000 abonados».
Por su parte, fuentes de Orange detallan que en estos momentos siguen teniendo «10.000 incidencias técnicas» y «un total de 40.000 clientes con el alta de servicio de ADSL parada».
Consultados al respecto, desde Telefónica afirman que esperan «volver a la situación previa a la huelga la próxima semana». «Estamos trabajando a destajo con las 10 empresas colaboradoras para poner a cero el contador, pero hay algunas averías complicadas porque son cortes intencionados de cables», advierten.